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Mis controversias con un amigo

El tres de febrero de 2015, en la universidad Francisco Marroquín, el profesor Gabriel Zanotti, eminente filósofo argentino, hizo una presentación de su último libro titulado Crisis de la razón y crisis de la democracia ante profesores y estudiantes de aquella magnífica casa de estudios. Véase http://newmedia.ufm.edu/gsm/index.php?title=Zanotticrisisrazondemocracia

Le profeso a Gabriel una enorme admiración, he tenido oportunidad de presenciar algunas de su charlas, lo he escuchado en muchos videos, lo he tratado personalmente y me ha impresionado su amabilidad, su tolerancia con sus contradictores, su sentido del humor y su descomunal ilustración.

Es tal su espíritu de tolerancia con sus contradictores que en todas las charlas que le he escuchado a Gabriel invita al público a que lo controvierta incluyendo aún su petición misma a hacerlo: un fino e inteligente chascarrillo.

Comparto con Gabriel el amor por la libertad, él se define como un liberal clásico. Como yo me considero un racionalista libertario y estoy invitado a controvertir haré unos comentarios críticos a su presentación.

Mi primera dificultad con la presentación de Gabriel es el primer título Crisis de la razón. No entiendo por qué la razón puede estar en crisis si sabemos que la razón es la facultad de discurrir, es el acto de discurrir el entendimiento, además desde Aristóteles hasta hoy, científicos y filósofos se han ocupado de los métodos correctos de razonar. Razonar es lo que nos caracteriza como humanos y nos ha permitido desarrollar la ciencia, el arte, la cultura en general. Afirmar que el acto de discurrir el entendimiento está en crisis es lo mismo que afirmar que las alas de los pájaros que le permiten volar, o las aletas de los peces que le permiten nadar sufren de una crisis, o una contradicción interna, como Gabriel lo afirma.

En su crítica a la facultad de discurrir, Gabriel hace alianzas con Hayek quien, con mucho acierto, señala los errores de regímenes autocráticos cuando intentan modelar las estructuras sociedades. Hayek se oponía al constructivismo de la organización social, para ello desarrolló su método del orden espontáneo en contraposición al diseño planificado. Sus ejemplos paradigmáticos de ese orden espontáneo son la evolución de la vida, el lenguaje, el derecho, las reglas de tránsito, la economía de libre mercado…ctc. No obstante todo lo que sabemos sobre los ejemplos anteriores se lo debemos a la facultad de discurrir, es decir, a la razón. Recordemos que la praxeología de Mises se define como la lógica de la acción humana, o mejor, como la más perfecta facultad de discurrir sobre la acción.

Sería un error y una injusticia con Gabriel y con Hayek y todos sus seguidores afirmar que ellos se oponen a la facultad de discurrir cuando sabemos que son ellos un excelsos usuarios del discernimiento. Pero al oponerse a las sociedades diseñadas por autócratas corrieron con la mala fortuna de equiparar el diseño social autocrático con la razón o lo que es lo mismo, la facultad de discurrir. A Gabriel y a Hayek les ocurre lo del hombre aquel que por matar un mosquito en la ventana rompen todo el vidrio.

Lo anterior es poco comparado cuando Gabriel en su presentación incursiona en el tema de la ciencia y su método. Se introduce en arenas movedizas y hace alianzas con Paul Fayerabend el más extraño y voluble epistemólogo del siglo pasado. Fayerabend se paseó por todas las corrientes de la epistemología, abrazándolas hoy y rechazándolas luego. Su trabajo más representativo es un libro que tituló Against the Method. En este trabajo Fayerabend ataca el método científico empirista hipotético deductivo y eleva el mito, la fe religiosa, las visiones políticas, las creencias populares..ctc como alternativas válidas para llegar a un conocimiento de la naturaleza. Olvida Fayerabend que el mito y la fe religiosa sumió a la civilización occidental en siglos de oscuridad y terror. Es ese relativismo epistemológico el que Gabriel abraza y defiende en la presentación de su libro y agrega: los científicos imponen coactiva-mente sus opiniones y proclama una separación entre la ciencia y el estado, así como en los estados modernos de occidente existe una separación entre la Fe religiosa y el Poder del estado. Esto para mí es incomprensible puesto que la ciencia no opera de manera dogmática, una de sus principales características es el remplazo de explicaciones menos satisfactorias por otras mejor formuladas, los ejemplos abundan. La ciencia avanza no por imposición sino por argumentaciones elaboradas por la facultad de discurrir que la asiste. Que los gobernantes administradores del estado la apoyen no implica su paternidad ni su propiedad, la ciencia y su método es hija del espíritu libre del pensador independiente, de sus logros y beneficios somos testigos todos desde que amanece hasta el anochecer. La ciencia y su método no necesita defensores, es innegable que es la causante de los grandes prodigios de nuestro tiempo y por fortuna sobrevivirá con estado o sin él.

Comparto con Gabriel la crisis que sufren las democracias modernas, el germen de su destrucción estaba inoculado en el mismo momento en el que la revolución francesa la parió, dando tránsito al nuevo régimen. La democracia se basa en el traslado de un poder que el pueblo no tiene a un gobierno que monopoliza todos los poderes e instrumentos de dominación. La democracia sí sufre, como afirma Gabriel, de una contradicción interna puesto que lo que no se tiene o no existe no es transferible. Un interesante trabajo sobre el tema de la democracia es Democracy: The God That Failed de H.H Hoppe.

Mi visión de estos temas, que difieren de la de Gabriel, no disminuye mis sentimientos de admiración y aprecio por este importante filósofo argentino.

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  1. Claudio
    febrero 19, 2015 a las 11:51 pm

    Crisis es cambio, así cuando la ley de relatividad, se demostró, echo por tierra la antigua forma de razonar, es verdad, los paradigmas se desploman como bloques de hielo, cuando la nueva visión holística es aplicada para dejar de lado ese desmembramiento de partes componentes que impuso el modernismo, la razón entra en crisis….. impensar lo impuesto seria un buen ejercicio….

  2. Yo
    febrero 21, 2015 a las 7:59 am

    No se confía en la humanidad profesor, se confía en su potencial, así que deje de escuchar a ese tipo de personas.

    Lo simple es lo correcto.
    Oscar Fingal O’Flahertie Wills Wilde

  3. David
    agosto 10, 2015 a las 8:58 pm

    Comparto todo lo dicho y subrayo que la mayor aportación de la Escuela Austriaca es la Razón, Razón que deriva en la clarividencia y la humildad de reconocer los límites de la matemática al estudio de la Economía. Es la única escuela que ha sabido aplicar el método científico a la Economía sin prejuicios y sin el peso del paradigma dominante. Han sabido ver una ciencia que se apoya en las matemáticas pero gira entorno a la acción humana y no por ello pierde credibilidad frente a las Ciencias Naturales mucho más compatibles con el lenguaje de lo eterno.

  4. abril 10, 2016 a las 12:30 am

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